Un giro brusco de la cabeza ocasionado por un impacto puede parecer un incidente menor, sin embargo, miles de conductores y acompañantes descubren cada año que dicha sacudida es suficiente para desencadenar dolor, rigidez y otros síntomas que van más allá de un simple sobresalto.
¿Qué es el latigazo cervical y cómo se produce?
El latigazo cervical es una lesión de los tejidos blandos —músculos, ligamentos, discos intervertebrales y nervios— causada por un movimiento repentino de hiperextensión seguido de flexión forzada del cuello. Este mecanismo origina una aceleración–desaceleración que se asemeja al látigo del que toma su nombre. Aunque el desencadenante típico es la colisión trasera de vehículos, también puede originarse practicando deportes de contacto, en caídas o por impactos laterales.
En cuestión de milisegundos, las vértebras cervicales realizan un desplazamiento que excede su rango fisiológico habitual. El resultado es microtraumatismo en fibras musculares, distensión ligamentosa e irritación de las raíces nerviosas. Estudios biomecánicos señalan que velocidades de apenas 15 km/h generan fuerzas suficientes para provocar esta lesión, lo que explica que a menudo aparezca incluso cuando el vehículo sufre daños mínimos.
Factores como la posición del reposacabezas, la sorpresa del impacto —que impide una contracción muscular protectora— y ciertas características anatómicas, por ejemplo una musculatura cervical débil o una hiperlordosis previa, influyen en la gravedad del cuadro. Por ello, la prevención mediante un correcto ajuste del asiento y el soporte cervical es tan relevante como la atención posterior al accidente.
Síntomas a corto y largo plazo del latigazo cervical
Los signos iniciales acostumbran a manifestarse dentro de las primeras 24 horas. El síntoma más común es el dolor cervical, descrito como una molestia que aumenta con el movimiento y se acompaña de rigidez y espasmo muscular. Cefaleas occipitales, sensibilidad en hombros y sensación de hormigueo o adormecimiento en brazos pueden coexistir, reflejando irritación nerviosa o contractura de la musculatura escalenia.
La evolución no siempre es benigna. Una revisión sistemática publicada en 2022 concluyó que casi el 40 % de los pacientes mantiene dolor tres meses después del accidente y aproximadamente un 15 % desarrolla síndrome de latigazo cervical crónico, caracterizado por dolor persistente, limitación funcional y trastornos del sueño.
Cuando la lesión pasa inadvertida o recibe un manejo inadecuado, la inmovilización excesiva, la inactividad y la sensibilización central del sistema nervioso pueden perpetuar las molestias.
Además del sufrimiento físico, las repercusiones emocionales y laborales son significativas. Ausencias prolongadas del trabajo, disminución de la productividad y ansiedad respecto a la reincorporación a la conducción constituyen consecuencias descritas con frecuencia, de manera que un enfoque global que incluya educación sanitaria y apoyo psicológico resulta esencial.
Mareos y problemas persistentes
En el contexto del latigazo cervical, los mareos se relacionan con alteraciones propioceptivas y disfunción de la musculatura profunda del cuello, encargada de colaborar con el sistema vestibular y ocular en el mantenimiento del equilibrio. Cuando estos músculos presentan debilidad o retraso en la activación, el cerebro recibe información contradictoria acerca de la posición de la cabeza, generando vértigo, inestabilidad y, en ocasiones, visión borrosa.
Investigaciones recientes indican que hasta el 50 % de las personas con síntomas crónicos refiere episodios de mareo o sensación de “cabeza ligera”. Este fenómeno repercute directamente en actividades cotidianas —subir escaleras, girar la cabeza al conducir o mirar pantallas— y condiciona una disminución de la calidad de vida.
Los estudios subrayan la importancia de valorar de forma específica estos síntomas y de integrar ejercicios de control cefálico, estabilización ocular y reeducación vestibular dentro del plan de rehabilitación.
Importancia de una evaluación adecuada de la etiología
Aunque la exploración clínica permite sospechar el latigazo cervical, descartar lesiones graves es prioritario. El uso de reglas de Ottawa o del Canadian C-Spine Rule ayuda al profesional sanitario a decidir cuándo solicitar pruebas de imagen.
Las radiografías simples pueden bastar en la mayoría de los casos, pero ante signos de alarma —pérdida de fuerza en extremidades, dolor intenso o alteración sensitiva progresiva— la resonancia magnética resulta imprescindible para visualizar tejidos blandos y estructuras neurales.
Identificar la causa exacta del dolor facilita adaptar el tratamiento y evita la cronificación. De igual forma, documentar las lesiones con detalle tiene relevancia médico-legal, ya que muchas reclamaciones por accidentes de tráfico dependen del informe inicial. Una evaluación multidisciplinar, que incluya fisioterapia, medicina del dolor y, cuando sea necesario, valoración neuropsicológica, mejora el pronóstico y reduce la posibilidad de infradiagnóstico.
Tratamiento del latigazo cervical con el uso del Stabilizer
El consenso actual desaconseja la inmovilización prolongada con collarín blando y promueve la movilización activa precoz. Entre las herramientas de fisioterapia más estudiadas destaca el Stabilizer, un dispositivo de retroalimentación de presión diseñado para reeducar los músculos flexores profundos del cuello. Colocado entre la región occipital y la camilla, permite al paciente realizar movimientos suaves de nodding mientras mantiene la presión indicada, fomentando una activación específica y controlada.
Diversos ensayos clínicos han demostrado que un programa de ejercicios con Stabilizer durante seis a ocho semanas aumenta la fuerza isométrica de los flexores profundos, mejora la propiocepción cervical y reduce la intensidad del dolor en comparación con protocolos basados en estiramientos pasivos o electroterapia aislada. La ventaja añadida es que el dispositivo ofrece una referencia objetiva tanto para el terapeuta como para el paciente, lo que incrementa la adherencia y la auto-eficacia.
Combinado con terapia manual, entrenamiento de la cintura escapular y educación postural, el uso del Stabilizer se integra en planes de rehabilitación progresivos que incluyen tareas funcionales y retorno gradual a la actividad deportiva. Asimismo, su portabilidad permite continuar los ejercicios en el domicilio, consolidando las adaptaciones neuromusculares logradas en consulta.
En Clínica RIN te ayudamos a recuperar tu bienestar tras un accidente
En Clínica RIN contamos con un equipo especializado en fisioterapia traumatológica y rehabilitación neurológica que aborda el latigazo cervical desde una perspectiva integral en Móstoles. Tras una valoración exhaustiva, elaboramos un plan de intervención individualizado que combina terapia manual, ejercicios de control motor con Stabilizer, técnicas de liberación miofascial y reeducación vestibular para los casos con mareo.
En nuestras instalaciones ofrecemos sesiones educativas en las que explicamos las estrategias de higiene postural, ergonomía al volante y pautas de actividad física que han demostrado reducir la incidencia de recidivas.
La coordinación con el área de medicina de tráfico facilita la gestión de informes, partes de baja y comunicación con las aseguradoras, evitando demoras burocráticas. Gracias a este enfoque multidisciplinar, más del 85 % de nuestros pacientes atendidos tras un esguince cervical retoma sus actividades habituales sin dolor significativo en menos de tres meses.