La migraña —popularmente llamada jaqueca— es mucho más que un dolor de cabeza fuerte. Se trata de un trastorno neurológico que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta cada año a una de cada siete personas y ocupa el segundo lugar entre las causas de años vividos con discapacidad. En España, los estudios epidemiológicos sitúan la prevalencia cercana al 12 %, con un claro predominio en mujeres en edad laboral.
Diferencias entre migraña y cefalea tensional
Aunque ambas se agrupan dentro de las cefaleas primarias, la migraña y la cefalea tensional poseen características clínicas distintas. La cefalea tensional suele describirse como una presión o banda alrededor de la cabeza, con intensidad leve o moderada y sin agravarse con la actividad física. En contraste, la migraña se percibe como un latido unilateral que puede volverse incapacitante y se intensifica al mínimo movimiento o estímulo sensorial.
Asimismo, la cefalea tensional rara vez se acompaña de síntomas vegetativos. La presencia de náuseas, vómitos, fotofobia o fonofobia es casi exclusiva de la migraña. Otro elemento diferenciador es la duración: mientras la cefalea tensional acostumbra a desaparecer en menos de cuatro horas, la migraña puede prolongarse entre 4 y 72 horas.
Reconocer estas diferencias es vital. Un diagnóstico preciso guía la elección del tratamiento y evita la medicalización innecesaria de cefaleas tensionales que mejoran con cambios posturales, hidratación o intervenciones físicas.
Abordaje convencional
El abordaje clásico de la migraña combina educación sanitaria, control de factores desencadenantes y farmacoterapia. Se recomiendan rutinas de sueño regulares, adecuada hidratación y registro de los disparadores —estrés, ciertos alimentos, cambios hormonales o falta de sueño— que ayudan a anticipar episodios.
En consulta, el profesional sanitario establece la estrategia farmacológica en función de la frecuencia y severidad de las crisis. Cuando los ataques son esporádicos, se opta por tratamiento agudo; si superan los cuatro días al mes o alteran gravemente la vida cotidiana, se añade un preventivo.
medicación y sus límites
Para el tratamiento agudo destacan los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y los triptanes, fármacos que actúan sobre receptores serotoninérgicos para frenar la vasodilatación meníngea. Sin embargo, cerca del 30 % de los pacientes no responde de forma satisfactoria a ellos, o bien sufre efectos adversos como somnolencia, mareo o molestias gastrointestinales.
El uso excesivo de analgésicos —más de 10-15 días al mes, según la sustancia— conlleva el riesgo de cefalea por sobreuso de medicación (MOH, por sus siglas en inglés). Este fenómeno genera un círculo vicioso: para aliviar el dolor se ingieren más comprimidos, y esa ingesta perpetúa el propio dolor.
Por otro lado, los tratamientos preventivos (betabloqueantes, antiepilépticos o anticuerpos monoclonales) no están exentos de limitaciones: necesidad de receta, elevada inversión económica, controles periódicos y la posibilidad de eventos adversos. De ahí el creciente interés por intervenciones no farmacológicas que ofrezcan alivio sin estos inconvenientes.
Terapia manual como alternativa para el tratamiento de la migraña
La terapia manual engloba técnicas de movilización articular, estiramientos musculares, manipulación cervical y liberación miofascial aplicadas por fisioterapeutas especializados. La hipótesis subyacente es que la tensión craneocervical y la sensibilización de los nervios trigémino y occipital actúan como desencadenantes o amplificadores del episodio migrañoso.
La evidencia científica ha comenzado a respaldar este enfoque: una revisión sistemática publicada en “Headache” (2022) concluyó que la terapia manual, cuando se combina con educación postural, reduce la frecuencia de ataques en un 40 % y la intensidad del dolor en dos puntos de la escala visual analógica en el plazo de tres meses.
Además de su beneficio clínico, la intervención manual fomenta la autonomía. El fisioterapeuta enseña ejercicios de movilidad cervical, técnicas de relajación y pautas ergonómicas para que el paciente continúe el autocuidado en casa, disminuyendo la dependencia de fármacos y de profesionales sanitarios.
Beneficios de la terapia manual en migrañas recurrentes
El primer beneficio observable es la reducción de la frecuencia de las crisis. Pacientes con migraña episódica (menos de 15 días al mes) que reciben terapia manual muestran, de media, dos días menos de dolor al mes a las ocho semanas de tratamiento. A largo plazo —seis meses—, esta cifra puede doblarse si se mantiene el plan de ejercicios domiciliarios.
Igual de importante es la mejora en la calidad de vida. Las escalas HIT-6 y MIDAS, que cuantifican el impacto de la migraña en la función diaria, registran descensos significativos tras programas de fisioterapia. Menos ausencias laborales, mayor rendimiento cognitivo y mejor estado de ánimo describen la experiencia de quienes integran la terapia manual en su rutina.
Casos en los que la fisioterapia puede ayudar sin fármacos
La fisioterapia resulta especialmente útil en pacientes que no toleran la medicación por contraindicaciones digestivas, cardiovasculares o durante el embarazo. También beneficia a quienes presentan migraña vestibular asociada a inestabilidad cervical, ya que la combinación de reeducación postural y fortalecimiento de la musculatura profunda disminuye vértigos y dolor.
En deportistas, la terapia manual permite continuar con la actividad física mientras se controla el dolor, evitando dopaje involuntario o interacciones medicamentosas. Por último, adolescentes y jóvenes —grupo propenso a cefaleas por estrés académico y uso prolongado de pantallas— encuentran en la fisioterapia una vía preventiva, sin los efectos a largo plazo de la farmacoterapia crónica.
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Los resultados hablan por sí mismos: el 78 % de nuestros pacientes reduce sus crisis a la mitad en los primeros tres meses, y nueve de cada diez refieren sentirse más capaces de controlar el dolor sin recurrir continuamente a la pastilla. Solicitar una cita informativa resulta sencillo: basta con llamarnos al 609 14 20 93 o completar el formulario de la web para recibir una propuesta de tratamiento personalizada y sin compromiso.